31 mayo, 2007

Ajena


Late en la garganta.

Se estremecen los ojos que no ven horizontes.

Los pies no conceden el peso.

Sobre la espalda,

una carga que entierra en el frío pavimento.

Las uñas buscan desesperadas romper con ello,

acabar con el asfalto.

Se doblan, se rompen,

sangran las manos.

Vomito sobre el cuerpo

dando espasmos.

Aire por la boca.

El cuerpo no quiere soltarlo,

no quiere dejarlo.

Grita sobre mis oídos y despiértame de una vez,

ahógame en tu soplido.

Has que todo me consuma.

26 mayo, 2007

Hablo con Vincent de vez en cuando


Camino al encuentro, cierro mis ojos, abro las carentes alas, me estremezco hasta crisparme, la boca se mancha en conjunciones desérticas, con los sueños imparables que cuelgan de los cipreses verdes, negros, azules y cuadrados. Se van cogiendo las estrellas, se tejen en el manto de la acolchada pantalla donde todo se mira y nada se toca, la búsqueda es cromática, se me manchan las manos. Un grito delirante, te veo venir una y otra vez rasgado a jirones, mutando en tu cuerpo mas no en tu esencia, te veo con tus mismos ojos perennes, los de antaño, los que reprocharon las putas de burdeles con lucecitas amarillentas, los que rechazo tu prima y hasta la iglesia. Te veo con tu cuerpo ensangrentado, ronroneando paz a las voces que latían sin decir adiós en tu cabeza fragmentada, te observo suplicando que te dejen anclado a la tierra, pidiéndole a la vida horas más de agonía para vomitar sobre tus lienzos dorados, para hacer el último revoltijo de oleos amarillentos y pintar el vals de tu muerte, para hacer el último canto de buitres picoteando tu abdomen. Te veo al igual, de vez en cuando llorar entre mis brazos, morderme los dedos, triturarme los lóbulos, suplicar regreso, el regreso de lo amado. Dulces y cálidos los encuentro bajo noches estrelladas entre tus manos gastadas y tu voz masticando la nada.



(Hoy menos que nunca te rechazaría)
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Vincent.Van.Gogh.Ciprés.y.estrella.

12 mayo, 2007

Perdidos.Re.


Ilusos del tiempo,
Emprendimos camino a las botellas coloreadas.

Te besé los ojos,
Hasta que estos tomaron el color rosa de mis labios.

Pusiste la red entre tus manos,
Atrapaste polillas y mariposas doradas
Para enredarlas en mis cabellos púrpuras.

Y nos encaminamos al mar.
Para posar nuestros pies desnudos a las orillas azules,
Espumeantes de deseo,
De desesperación.
Tus manos se posaron en mi carne y nos hicimos siameses,
Unidos por el alma,
Unidos por el cuerpo.
Presas del destino,
La locura y de las vueltas del tic-tac,
Las botellas se rompieron al sentir el grito agudo del enemigo y rasgaron mi piel,
Dejándome como mosaico permanente del recuerdo.


Noviembre.2005.
Foto.Bill.Henson.