Ha escurrido un llanto,
Se ha desatado un tormento devorador intransigente,
Se han plantado a mansalva una serie de enigmas
Y hay una caída eterna de momentos disipados, engullidos y regurgitados
Y se han hecho celebre espacio en este momento que sabe a lenguas encadenadas.
Yo he sido sorda tantas veces, he faltado en palabra a la vida,
He renegado inútilmente a mi andar vacío
Sin llegar a llenar mis bolsillos de agua bendita.
He dejado que cada una de mis niñas se malcríe con el devenir del tiempo,
Que cada una sea pájaro viajero de tierra en tierra.
Huérfanas de cara sucia.
Es por esto que se ha levantado un lienzo blanco,
Pulcro de extremo a extremo.
Y el puño tiembla cuando sabe que se alza bajo una verdad emergente,
De brisa perdida, un velo rasgado de inconsciente llanto.
He de partir, entonces, y desde el primer trazo han de bailar los colores
Para descifrar en formas lo que hasta entonces era un millar de vidrios rotos.
Y a pesar de la torpeza de mis manos y las suyas,
Se que debemos juntarlas una por una, para armar este enigma.
A pesar de la caiga, a pesar de la escalada.
Por que este torbellino no sabe de muertes,
No sabe de glorias, ni mucho menos de bendiciones.
Este huracán de piernas largas, esta jugando conmigo
Y a pesar de tener la posibilidad de caer en el, de perder el control,
Y no hallar las últimas piezas del puzle,
La conclusión será la que ya se planto entre la incertidumbre.
Esta conclusión no sabe de muertes, ni de glorias, ni de bendiciones.
La conclusión esta tomada antes de emprender el inicio.
Foto: James Nachtway